Ver sufrir a nuestros hijos es lo peor. Cuando son pequeños se caen al suelo, se enferman y duele verlos sin energía, acostados sin sonreír, en cambio, cuando son adolescentes las caídas son otras, los dolores son principalmente del corazón. Ayer fue un día duro, mi hija estaba sufriendo por amor o más bien por desamor, mientras lloraba desconsoladamente, lo que más me repetía era ¿Quiero saber que paso?”
No saber duele
No saber duele
No saber duele
Ver sufrir a nuestros hijos es lo peor. Cuando son pequeños se caen al suelo, se enferman y duele verlos sin energía, acostados sin sonreír, en cambio, cuando son adolescentes las caídas son otras, los dolores son principalmente del corazón. Ayer fue un día duro, mi hija estaba sufriendo por amor o más bien por desamor, mientras lloraba desconsoladamente, lo que más me repetía era ¿Quiero saber que paso?”